La multinacional japonesa Nintendo ha dado un paso atrás en sus políticas restrictivas respecto a la monetización de contenido creado a partir de sus videoconsolas e icónicos juegos.

 

El concepto monetización está muy enraizado en los cimientos de Nintendo. Con la excusa de rescatar a la princesa Peach, el bigotudo fontanero italiano iba llenando sus bolsillos de panojita de la buena.

En 2015, Nintendo se propuso poner aranceles a la creación de contenido a partir de sus juegos. Con el Nintendo Creators Project la compañía japonesa pretendía sacar tajada ante el crecimiento de la figura del gamer que retrasmite sus vídeos y de la creciente audiencia que se generaba. Para ello creó esta plataforma, en la que al estar dado de alta se permitía poder subir contenido de sus videojuegos previo paso por caja. Las críticas no se hicieron esperar. Y es que Nintendo pretendía quedarse entre un 30% y un 40% de la monetización obtenida por visualizaciones. Youtube y Twitch añadieron el filtro para que Nintendo pudiese cobrar sus particulares impuestos a los creadores.

 

 

Toda esta maniobra de la gran N no fue vista con buenos ojos por los creadores de contenido quienes la percibieron como una usurpación a su fuente de ingresos. Si podían publicar gameplays de cualquier compañía, ¿por qué Nintendo se tenía que quedar con parte de su pastel?
Lo que en principio fue visto como una fuente para generar ingresos por parte de la compañía no ha sido más que un muro de contención en cuanto a la difusión y el alcance de la publicidad gratuita que le podía suponer que miles de Youtubers expandieran por Internet las vicisitudes de las nuevas entregas de SuperMario o Zelda.

Lo que en principio fue visto como una fuente para generar ingresos por parte de la compañía no ha sido más que un muro de contención en cuanto a la difusión y el alcance de la publicidad gratuita

El caso puede recordar remotamente al de la productora de Pocoyó, Zinkia, actualmente en bancarrota. Ante las dificultades a las que parecían enfrentarse decidieron comenzar a publicar su contenido de manera abierta en Youtube para así poder aumentar sus ingresos en merchandising.

Al final parece haberse impuesto la dinámica habitual, y la lógica indica a los mandamases de Nintendo que tienen mucho más que obtener de la publicidad gratuita (o casi) de los nuevos creadores que de quedarse con una parte de su monetización. Recientemente la compañía ha anunciado el fin del polémico programa y ha establecido unas directrices mucho más ajustadas a los estándares habituales.

Con monetización o sin ella vamos a seguir buscando Pokémons o destrozándonos a leches con la última entrega del Super Smash Bros.