Un país encerrado en casa. Bares, oficinas y colegios reducidos a los límites del salón familiar. Cuarenta millones de personas con ansia de información y evasión a partes iguales. Televisores encendidos.

En pleno monopolio digital, en la década de Netflix, Youtube e Instagram, la televisión parecía tener la muerte anunciada. Pero llegó el coronavirus, paró el mundo y encendió el televisor.

En pleno monopolio digital, la televisión tenía la muerte anunciada. Pero llegó el coronavirus, paró el mundo y encendió el televisor.

Estos días de confinamiento han generado una situación mediática inédita en nuestros tiempos: todas las franjas de edad confluyendo en el mismo medio, la televisión. Los datos evidencian un incremento generalizado del consumo del medio rey tradicional en España. 

Según un informe realizado por GECA (Gabinete de Estudios de Comunicación Audiovisual), el primer sábado de confinamiento la televisión experimentó un incremento de consumo del 45%. La media de espectadores llegó a superar los 10,5 millones de personas que consumieron un promedio de 398 minutos por espectador. Cabe remarcar el incremento entre jóvenes y niños, debido a la suspensión de las clases. Según datos de Publicis Media, en su primer día sin colegio, los niños prácticamente duplicaron su consumo de televisión habitual. 

Y las marcas, aún viviendo tiempos convulsos, no pasan por alto esta situación. Los récords de audiencia de la primera semana vienen acompañados por un incremento en inversión publicitaria. Según Ymedia Vizeum, la presión aumentó un 5,3% en televisión en comparación con la semana anterior.

Los récords de audiencia de la primera semana vienen acompañados por un incremento en inversión publicitaria.

Recordando crisis anteriores, las marcas se lo piensan dos veces antes de recortar en comunicación para minimizar pérdidas. En un entorno sobresaturado, no invertir y desaparecer durante un período, puede generar una situación difícil de recuperar. 

En cambio, comunicar con responsabilidad y aportando contenido útil, puede resultar muy positivo. Sin embargo, es importante hacerlo en consonancia con los valores y el tono de la marca, evitando caer en oportunismos. 

Es el momento de generar engagement, posicionarse y sobresalir en un extenso paradigma de marcas. Es el momento de acercarse a la idea de love mark que tanto se persigue

Y para ello, las redes y los canales digitales son, por supuesto, buenos soportes. El  encendido de unas pantallas en absoluto apaga las otras. Sin embargo, la televisión, con su confluencia de targets y su claro incremento de audiencia, reivindica ser todavía, en términos de inversión, un buen foco de atención.

 

Laura Tapiolas