“El trabajo es una cosa que hacemos, no un lugar al que vamos”. La cita es de Luisa Izquierdo, directora de recursos humanos de Microsoft. Lo dijo en el último FICOD, el Foro Internacional de Contenidos Digitales que tuvo lugar en Madrid a principios de este mes de diciembre, para hablar de la flexibilidad laboral actual que nos permite ir al trabajo sin ir al trabajo. Hoy, gracias al Google Cultural Institute, podemos añadir que tampoco necesitamos ir al teatro para ir al teatro, o ir a un concierto para ir a un concierto.

La realidad, en este inicio de siglo XXI en el que nos encontramos, es que el ciberespacio ya no es un no-lugar y sigue construyendo día tras día sólidos cimientos en la nada para erigirse como el sitio donde las cosas suceden.

Twitter es ya, por ejemplo, la gran plaza donde nos encontramos millones de personas para debatir antes de llenar otras plazas más pequeñas de un mundo físico pero limitado.

La última piedra la ha puesto Google con su maravilloso Cultural Institute, ahora centrado también en las artes escénicas, una plataforma online que desde hace 10 días nos permite disfrutar de una obra de teatro, un ballet, una ópera o un concierto como nunca antes: en 360º. Desde el mismo escenario de la Ópera de París, por ejemplo. O del Carnegie Hall. O de la Royal Shakespeare Company. O del Metropolitan de Nueva York. Mezclados con los actores, cantantes, bailarines o con los músicos de una orquesta, y con visión hacia todos los ángulos. Para poder escoger donde mirar, sin que nadie nos dirija el punto de vista.

Emociones virtuales de carne y hueso.

Poco nos imaginábamos cuando llegamos a la Luna aquel 16 de julio de 1969 que, casi 50 años después, el término la conquista del espacio acabaría teniendo otro significado.

Otra luna con la que soñar.

Otro cielo que alcanzar.