Existe la creencia que el SEO es una disciplina en la que se utilizan técnicas oscuras y secretas que hacen que una web obtenga las primeras posiciones.
Y es que en los inicios de la world wide web, era muy sencillo rellenar las páginas web de dominio exacto con muchas keywords y muchos enlaces y, además, obtener resultados rápidamente.
Como un oasis en medio del desierto, ese escenario se esfumó.
Esas técnicas en la actualidad son las de black hat SEO y hay que tener mucho cuidado con ellas pues causan el efecto contrario a medio y largo plazo. En la actualidad los SEOS nos dedicamos a analizar y detectar puntos de mejora, obtener patrones de comportamiento y adecuar el contenido.
Aunque a menudo nos emborrachamos de datos, lo cierto es que, obteniéndolos y cruzándolos, conseguimos encajar la demanda de información de usuarios del buscador con la información que proporcionamos.
La intención del usuario es lo más importante y los contenidos se han de adecuar a ese user intent para que el match se produzca.
1. Conocer al usuario
Uno de los pilares principales de la actividad de los SEOS es encontrar qué busca y cómo lo busca el usuario, en relación a la actividad de cada site.
Para ello, realizamos técnicas de Keyword Research, tendencias de búsqueda y análisis semántico. Además, analizamos las Serps y la competencia dentro del sector.
Las webs se deben adecuar a las tendencias de búsqueda o bien crear a los usuarios la necesidad de consumo del contenido que se ofrece (publicidad).
2. Crear contenidos de calidad
El segundo pilar es la calidad de los contenidos proporcionados en relación a los de la competencia y a los tipos de resultados que ofrece en esas búsquedas el buscador (preguntas-respuestas, vídeos, fotos).
Siempre se barajan muchas cifras en esta premisa, que si el artículo debe contener 1000 palabras, que si la descripción debe ser de 165 caracteres y el título de 80, etcétera. Pero lo cierto es que no hay una fórmula matemática, la calidad es relativa.
En este punto Google premia la originalidad y que el contenido tenga un valor añadido respecto al contenido del resto. Y aquí es donde trabaja el algoritmo de calidad de Google, Panda.
Incorporado en el algoritmo general de Google en 2012, fue creado para llevar a cabo en cualquier web un test sobre si los contenidos son totalmente originales y aportan valor al usuario, si se mantienen actualizados e incluso si se usan formatos que aportan valor al contenido para los usuarios.
3. Analizar la parte técnica de la web
El tercer pilar es técnica del sitio web. Para que, en general, las páginas puedan servirse al usuario con la calidad suficiente de errores, tiempos y satisfacción de la experiencia en todos los dispositivos.
Además, las páginas deben poder rastrearse e indexarse por la araña de Google en el buscador y facilitar la obtención del contenido.
4. Cuidar la autoridad del contenido
El cuarto y definitivo pilar es la autoridad/popularidad, o como se relaciona la página con el resto del ecosistema web. Por ejemplo, si recibe búsquedas y accesos directos y si recibe enlaces desde páginas relacionadas del sector o incluso si esos enlaces realmente son útiles porque hay tráfico que viaja por ellos.
Para ello Google cuenta con Algoritmos como Google Penguin que destapan las redes de links artificiales, las páginas puerta y la sobreoptimización de Anchor Text, entre otras cosas.